Dr. Miguel Ángel Núñez
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A menudo escucho frases como estas:
—Aún no estoy en condiciones de bautizarme, me falta muchotodavía.
—Bautizarme es un compromiso muy serio, no sería capaz devivir a la altura de lo que se espera de mí.
—No me bautizo porque todos los bautizados que conozcoalguna vez se equivocan.
—¿Por qué me voy a bautizar? Yo sé que voy a volver aequivocarme.
—No me bautizo, porque así, sin bautizarme se preocupan pormí. El día en que me bautice me dejarán de visitar y seré sólo una estadística.
Todos los que se expresan de este modo sufren una confusiónteológica producto de una enseñanza sesgada respecto al bautismo.
El bautismo no esgraduación
El bautismo no es una ceremonia de graduación donde teentregarán un galvano por haber concluido una serie de requisitos que tecalifican para ese galardón.
Observar el bautismo así hace perder el verdadero sentido delsímbolo y pervierte su significado original.
¿Alguien es apto para vivir de manera impecable? ¿Existe algunapersona que pueda decir que no se ha equivocado y está libre de pecado?
Cuando se establecen “requisitos” para ser bautizadosintroducen una noción no bíblica que confunde a las personas que desean dareste paso. La única condición que laBiblia pone para el bautismo es creer, es decir, aceptar a Jesús como Salvadorpersonal.
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Jn.3:16).
El que cree en el Hijo tiene vida eterna (Jn. 3:36).
Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree alque me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muertea la vida (Jn. 5:24).
Requisitos y bautismo
Si una congregación pone “requisitos” de bautismo, en esecaso debería ser honesta en decir: “Nuestra congregación (denominación, iglesiao como quiera llamarlo), exige que para ser bautizado se deben reunir algunosrequisitos mínimos”. En ese caso deberían ser explícitos en señalar que sonrequisitos planteados por esa comunidad cristiana en particular.
Toda congregación tiene el legítimo derecho de esperar quequienes serán miembros de su comunidad cristiana reúnan ciertascaracterísticas, no obstante, suponer que es lo mismo que espera Dios es unexceso que no admite análisis bíblico. Ningún personaje bíblico le exigió nuncaa alguien “requisitos” de bautismo, sólo creer en Cristo.
Por lo tanto, una cosa es el bautismo y otra diferente elpertenecer a una congregación cristiana. Hemos confundido ambos elementos comosi fueran uno y con eso se ha logrado una confusión teológica que no tieneasidero bíblico.
Más de alguna vez alguna persona me ha dicho:
—Yo quiero bautizarme, pero no quiero pertenecer a sucongregación.
Alguna vez me molesté por esa reacción, pensando que estabanmal entendiendo el bautismo. Con el tiempo comprendí que era yo el que entendíamal. El bautismo es un acto público de aceptación de Jesucristo como salvadorpersonal, convertirlo en requisito para ser miembro de una congregación o creerque sólo el que va a ser miembro de una iglesia en particular, puede serbautizado, es ir más allá de lo que el texto bíblico nos permite. Ninguno delos bautizados en el Nuevo Testamento se unió a una congregación, denominacióno iglesia, ellos fueron hechos cristianos, dieron testimonio de su convicciónde que Jesús era su salvador personal. En el afán de aumentar el número deconversos a las iglesias, se ha llegado a un exceso que no tiene asiderobíblico.
La lógica delbautismo después del discipulado
Si se lee cuidadosamente la Biblia y la forma en que Jesúsenuncia el orden de la misión en Mateo 28:19-20, es:
- Discipular.
- Bautizar.
- Enseñar.
Eso implica que los que son bautizados han sido previamentediscipulados, que no es lo mismo que adoctrinados.
El discipulado implica que la persona está dispuesta a serdisciplinada bajo la gracia. La expresión discípulo deriva en disciplina. Noobstante, no es la disciplina lo que la hace apta para la salvación, sino lagracia que la habilita.
Cuando alguna persona se convierte en discípulo, lo haceentendiendo que su única esperanza de vida es aprender a depender del SeñorJesús que dijo:
Sin mí nada podéis hacer (Jn. 15:5).
El discípulo lo aceptacomo un concepto indudable para su vida. Se une a Cristo porque sabe que sin élno tiene esperanza.
Evidentemente, por el proceso de justificación se haceposible la santificación que trae cambios, pero, no nos equivoquemos, no somosaceptados por Dios por el cambio producido en nosotros, sino por la justicia deDios obrada en y por nosotros en Jesucristo. Su justicia nos cubre, no nuestrasantificación.
El error ha sido considerar que el bautismo se producedespués que el individuo ha demostrado que en su vida se ha dado un cambio. Deallí que algunos supongan, equivocadamente, que deben cambiar para ser aptos,sin entender, que son aptos por creer y es sólo después de creer que soncambiados por el poder de Dios, nunca por la voluntad o el esfuerzo humano.
Parafraseando a Agustín de Hipona: “Creemos para cambiar, nocambiamos para creer”. Es el poder de Dios el que produce el cambio no lavoluntad ni la inteligencia humana.
Por esa razón, bíblicamente, exigirle a alguien cambiar paraser bautizado no es correcto, a menos, que exija el cambio para ser miembro deuna congregación, y allí la cosa es diferente, pero lo hemos confundido como sifuera uno solo, y no lo es. El bautismo no exige cambio, al contrario, esdespués del bautismo donde se produce el cambio por efecto del poder que obraen el creyente que ha aceptado ser discipulado por la gracia.
El símbolo
El bautismo no representa al pecador, ese es otro error quese ha introducido en el cristianismo que no admite fundamento bíblico. El bautismorepresenta simbólicamente a Cristo que muere y resucita por y en el pecador.
Al hundirse en el agua se simboliza a Jesús muriendo por elpecador, en base a la imposibilidad de que el ser humano pueda vivir una vidanueva si no es por Jesucristo.
Al ser levantado de las aguas al pecador se le recuerda laresurrección de Jesús. Nace a una nueva experiencia. No está solo. Ahora elJesús resucitado está a su lado y él ofrece el poder que necesita para seguirel camino de gracia.
Por lo tanto, el bautismo es un símbolo que se centra enCristo, no en el pecador. Cuando se dice, por ejemplo, “para testimonio”… seintroduce un concepto erróneo. Si se dijera: “Para dar testimonio de la muertey resurrección de Cristo en ti”, tendría más sentido bíblico.
Pablo es claro:
Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él ensu muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre,también nosotros llevemos una vida nueva (Rm. 6:4).
La vida nueva es efecto del bautismo, no antecedente o requisito.
El mismo concepto repite a los Colosenses:
Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en elbautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios,quien lo resucitó de entre los muertos (Col. 2:12).
Lo mismo repite Pedro en una de sus cartas:
El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino enel compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación esposible por la resurrección de Jesucristo (1 Pe. 3:21).
Sin embargo, la “buena conciencia” de la que habla Pedro esresultado también de la acción de Dios.
El amor brote de un corazón limpio, de una buena concienciay de una fe sincera (1 Tim. 1:5).
No es posible ninguna de estas acciones sin el poder de Diosobrando en el ser humano.
Bautismo ypecaminosidad
Suponer que el bautismo significa abandono total del pecadoes no entender un principio básico de la Escritura: El problema mayor no sonlos “pecados” (en plural) de los pecadores, sino “el pecado” que mora ennosotros. Es decir, el problema no son las acciones que realizamos sino lanaturaleza que tenemos.
Pablo lo señala claramente al decir:
Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nadabueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo (Rm. 7:18).
Y dice estas palabras estando bautizado ya, no antes.
El bautismo simboliza la aceptación de la muerte yresurrección de Jesús. No simboliza que al bautizarse el pecador no seequivocará más. Pensando así implica poner a los pecadores en un camino defrustración y amargura. Es ponerlos en un callejón sin salida. Es creer que elbautismo confiere perfección, lo que no es cierto.
Bautismo y nueva vida
El bautismo simboliza que el cristiano inicia una nuevavida, no en términos de perfección porque eso es imposible, sino en el sentidode que ahora no está solo, que cuenta con el poder de Dios para ayudarlo ylevantarlo en caso de equivocarse.
Por esa razón, se le llama al bautismo “nuevo nacimiento”,porque representa un antes y un después en la vida del cristiano, no entérminos de no equivocarse nunca más, puesto que eso sería inhumano y además,señalaría ser perfecto, sino en el sentido de que ahora el pecador, cuenta conla gracia, con la justicia y la perfección de Cristo que lo cubre y lo haceapto para la salvación.
Nuevamente recurrimos a Pablo quien señala:
Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó quedebían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida porlos deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse elropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia ysantidad (Ef. 4:22-24).
Es después del bautismo donde comienza el verdadero cambio.Pero, nadie debería ser juzgado por el cambio, porque no es el cambio el quenos hace aptos. Por otro lado, la imagen bíblica para un nuevo nacimiento es lade “un niño”, que necesitará todo el cuidado y ayuda de los demás en susyerros.
Sin embargo, como hemos introducido una teología equivocada,en vez de ayudar a los “recién conversos”, a caminar, alimentarse y crecer, losmaltratamos cuando se equivocan, creyendo, equivocadamente, que sus errores loshan apartado de la gracia. Además, como se ha introducido la noción errónea delos “requisitos” hacemos depender de dichos “requisitos” la salvación, en esecaso es el ser humano el centro de la justicia lo que la convierte enjustificación por obras. En ese enfoque se llega al legalismo y se termina poroscurecer la figura de Cristo, poniendo en vez de Cristo al pecador, lo que esuna distorsión macabra del sentido bíblico de la gracia, la justificación y lasantificación.
Un pecador arrepentido y bautizado es santificado, pero noes la santificación lo que lo habilita para el cielo, sino la gracia que esotorgada por Dios, precisamente porque todo acto de justicia humano es “comotrapo de inmundicia”, es decir, no sirve como mérito de salvación.
Pablo señala que los cristianos “nacidos de nuevo”
Se han puesto [una] nueva naturaleza, que se va renovando enconocimiento a imagen de su Creador (Col. 3:10).
En otras palabras, no es proceso terminado, sino derenovación continua.
El bautismo, por lo tanto, no es graduación, es comienzo deun proceso que no terminará sino hasta que Jesús venga. Pensar otra cosa, essimplemente, introducir nociones extra bíblicas y culturales distinto alconcepto presentado por la Biblia.
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