viernes, 29 de mayo de 2009
Leña del árbol caido
A veces siento pena y, por qué no decirlo, vergüenza de llamarme cristiano.
Cuando un cristiano se equivoca, muchos en vez de actuar con caridad y con el espíritu de aquel que pretendemos seguir, obramos como si fuéramos chacales gozándonos de morder y destrozar a la víctima.
He venido siguiendo en estos días la situación del sacerdote Alberto Cutié, quien fue sorprendido en una relación de pareja en Miami. Más allá si se equivocó o no, que es tema de otra discusión, me ha impactado la saña de algunos comentarios que se han vertido en la Web. Ha pasado de héroe a villano en pocos días.
Recuerdo la primera vez que escuché a este sacerdote, fue en el funeral de una conocida cantante cubana. Su carisma y su fuerza no podrían pasar desapercibidos. Sin duda, es una persona motivada y con una gran pasión por comunicar.
Hoy en día, se discute la decisión que ha hecho de alejarse de la Iglesia Católica y unirse a las filas de la Iglesia Episcopal, que en muchos sentidos comparte doctrina con el catolicismo, aunque tienen también diferencias significativas. Deberá esperar un año para poder hacerse sacerdote episcopal, pero eso no le impedirá predicar ni realizar otras funciones.
Sin embargo, no han faltado las reacciones de quienes lo tildan de villano, delincuente y hasta inmoral por tomar dicha decisión, que es simplemente, una decisión nacida en la conciencia individual de una persona. Más allá de si estamos o no de acuerdo, ¿dónde está la caridad con el hermano que se equivoca?
No he podido dejar de comparar esta situación con la experiencia tristísima que viví hace algunos años con la salida de un amigo del ministerio. Se equivocó, sin duda. Pero, cuando recuerdo los comentarios mórbidos, la saña desprovista de caridad, las expresiones de repudio, el fariseismo recubierto de supuesta santidad, las palabras cargadas de desprecio, no puedo dejar de emocionarme al pensar que todos los que hacían eso, luego estaban en la iglesia cantando y adorando a Dios, como si nada hubiera pasado. Contentos de maltratar al hermano y tranquilos en su conciencia sin tener ni una pizca de dolor por haber sido los chacales del hermano caído.
¡Cuán fácil es juzgar! ¡Qué sencillo es sentarnos en la silla del juez para emitir veredictos, sin conocer todas las razones que llevan a las personas a actuar como lo hacen!
Nos olvidamos de las palabras de Jesús: "No juzguen", o de Pablo: "No juzgues".
Juzgar a otro supone ponernos en un rol de semi-dioses. Creer que entendemos todo lo que ha ocurrido en la vida de esa persona.
¿Dónde estaban los jueces cuando mi amigo calló? Alguien de los que habló con saña y hasta rencor, ¿fue a visitarlo? ¿le tendió la mano como un amigo?, ¿le curó las heridas que le quedaron luego de la golpiza de sus propios hermanos? Me pregunto, ¿dónde están los cristianos cuando el hermano cae y se equivoca?
A veces creo que es ingenuo esperar que algunos entiendan que el cristianismo, el real, no el de las formas ni las instituciones, el creado por Cristo, por el Nazareno de Galilea, exigía perdón, bondad, amor, caridad, compasión, misericordia, tolerancia y amistad. Sin ese compromiso con la misión de Cristo, no podemos llamarnos adecuadamente cristianos.
jueves, 21 de mayo de 2009
Te maltrato... en nombre de Dios
Desde siempre, la religión puede ser la excusa perfecta para perpetrar las más horripilantes acciones. Vivo a pocos kilómetros de un monumento a la soberbia y la vesanía, el Museo de La Inquisición, en Lima, Perú. Lo he visitado en un par de ocasiones, como guía turístico, acompañando a amigos que desean conocerlo. Sin embargo, cada vez que observo sus dependencias y los horrores que allí ocurrían a nombre de la religión, no sólo me da repugnancia, sino que siento una profunda tristeza, porque se tomaba el nombre de Jesús y de Dios en vano, con el fin de justificar dichas atrocidades.
Ayer leí conmocionado las estadísticas de horror de la investigación que durante 10 años se hizo en Irlanda para buscar evidencias de las denuncias de miles de niños que habían pasado por horfanatos e instituciones católicas donde fueron abusados física, psicológica y sexualmente por religiosos y empleados que debían cuidarlos y protegerlos. Lo que me ha producido mayor desazón fue saber que dichas prácticas eran conocidas por la curia eclesiástica que se limitó simplemente a esconder el asunto.
Nos alarmamos cuando escuchamos de musulmanes terroristas o de otros religiosos que utilizando la religión como excusa, llevan a cabo acciones terribles. Pero, ¿qué hay de los cristianos que amparándose en la religión realizan estas prácticas que resultan por lo menos escalofriantes?
Conozco varones que golpean física y psicológicamente a sus hijos y esposas, y luego están en la iglesia el fin de semana cantando himnos y alabanzas a Dios y actuando con pia santidad. Veo a alumnos que no dudan en hacer trampas en exámenes, plagiar trabajos ajenos y robar información, sin embargo, luego están tranquilamente con una cara de corderos dando gloria a Dios.
¿Cómo actuar con religiosos que maltratan a sus subordinados? ¿Qué hacer frente a la barbarie de personas que dicen ser cristianos pero que llevan una vida doble de violencia, robo, hipocrecía y maldad?
No me causa tanta molestia, tristeza y desazón el comportamiento de quienes no siendo creyentes actúan como bárbaros. Me produce una profunda nostalgia deprimente el saber de personas que se dicen cristianas pero cuyas vidas particulares no reflejan en absoluto lo que dicen ser en sus palabras. A esos es a quienes Jesús llamó: "Sepulcros blanqueados". Puros e inocentes por fuera, pero con acciones absolutamente podridas en la oscuridad de la impunidad y la aparente privacidad.
Lo que enseña el caso de Irlanda, es que tarde o temprano, todo sale a la luz, y deja en evidencia el olor nausebundo de las malas acciones de quienes son peor que aquellos que no conocen a Cristo.
Ayer leí conmocionado las estadísticas de horror de la investigación que durante 10 años se hizo en Irlanda para buscar evidencias de las denuncias de miles de niños que habían pasado por horfanatos e instituciones católicas donde fueron abusados física, psicológica y sexualmente por religiosos y empleados que debían cuidarlos y protegerlos. Lo que me ha producido mayor desazón fue saber que dichas prácticas eran conocidas por la curia eclesiástica que se limitó simplemente a esconder el asunto.
Nos alarmamos cuando escuchamos de musulmanes terroristas o de otros religiosos que utilizando la religión como excusa, llevan a cabo acciones terribles. Pero, ¿qué hay de los cristianos que amparándose en la religión realizan estas prácticas que resultan por lo menos escalofriantes?
Conozco varones que golpean física y psicológicamente a sus hijos y esposas, y luego están en la iglesia el fin de semana cantando himnos y alabanzas a Dios y actuando con pia santidad. Veo a alumnos que no dudan en hacer trampas en exámenes, plagiar trabajos ajenos y robar información, sin embargo, luego están tranquilamente con una cara de corderos dando gloria a Dios.
¿Cómo actuar con religiosos que maltratan a sus subordinados? ¿Qué hacer frente a la barbarie de personas que dicen ser cristianos pero que llevan una vida doble de violencia, robo, hipocrecía y maldad?
No me causa tanta molestia, tristeza y desazón el comportamiento de quienes no siendo creyentes actúan como bárbaros. Me produce una profunda nostalgia deprimente el saber de personas que se dicen cristianas pero cuyas vidas particulares no reflejan en absoluto lo que dicen ser en sus palabras. A esos es a quienes Jesús llamó: "Sepulcros blanqueados". Puros e inocentes por fuera, pero con acciones absolutamente podridas en la oscuridad de la impunidad y la aparente privacidad.
Lo que enseña el caso de Irlanda, es que tarde o temprano, todo sale a la luz, y deja en evidencia el olor nausebundo de las malas acciones de quienes son peor que aquellos que no conocen a Cristo.
sábado, 9 de mayo de 2009
¿Será feliz el día de las madres?
Debo confesar que no me gusta el día de las madres, ni tampoco el día de los padres. Me parece un exceso. Antes que se asusten déjenme explicarles. Occidente ha hecho un culto a la maternidad, los padres en general existimos poco o nada en el acervo cultural popular, como si bastara sólo las madres para criar hijos sanos y felices y los pobres ignorantes varones no supieran nada.
La verdad es que los niños necesitan madres y padres. Ojalá algún día se instituya el día de los padres, donde se nos recuerde que los hijos deben ser criados por ambos, no donde un varón se aparte emocionalmente por creer que esa es función de la mamá y no de él, una consecuencia de esta devoción desequilibrada por las madres.
Una realidad con la cual me encuentro año a año es la cantidad de personas que viven el día de las madres con una sensación de sentimientos encontrados. Por una parte, son bombardeados con esa plétora de llamados lastimeros y sensibleros a recordar a las madres y por otro lado, tienen que enfrentar el hecho de que muchas de esas madres, simplemente, no cumplieron su rol, de ninguna forma.
Tengo el privilegio de tener una madre excepcional que se quedó con cinco hijos sola y nos sacó adelante, con esfuerzo, cariño y devoción, ella es mi heroina personal. Sin embargo, no puedo obviar las lágrimas de tantas personas que lloran a causa de madres ausentes, abusivas, maltratadoras, negligentes, paranoicas, castradoras, autoritarias, violentas, desalentadoras, prepotentes, lejanas emocionalmente, poco comprometidas, injustas, opresivas, golpeadoras, agresivas, descuidadas, apáticas, indolentes, maniáticas, lunáticas, déspotas, dictadoras, tiranas, dominantes, absorventes, llenas de ira, represoras, desmoralizadoras, atemorizantes, amendrentadoras, e irresponsables.
Agradezco por el privilegio de haber tenido una madre que nunca nos abandonó emocionalmente y siempre estuvo para nosotros, sus cinco hijos. Sin embargo, me duele en el lo más profundo las lágrimas de quienes tienen que llevar las heridas ocasionadas por madres que no supieron serlo.
Asi que aunque parezca agua fiestas, es preciso abrazar a quienes no tuvieron las madres que debieron tener. Recordarles que nada pueden hacer para cambiar a esas mujeres que por diversas razones terminaron siendo algo muy distinto de lo que se espera de una madre, y decirles, que lo mejor que pueden hacer, es romper el ciclo, iniciar una vida nueva, pedir ayuda para sanar las heridas, y convertirse en padres y madres que hagan por sus hijos lo que sus madres o padres no hicieron por ellos.
El círculo se rompe con convicción, con amor, y con la decisión firme de enterrar el pasado y seguir adelante, sabiendo que el poder de Dios tiene la capacidad de ayudarnos a perdonar cuando las personas no quieren pedirlo.
Hace días escuché a una persona que con lágrimas me decía:
-Cuando hablé con ella me dijo con sorna.
-Ni se te ocurra que voy a tener complejos de culpa por lo que hice.
Es una lástima que eso exista, pero es una realidad que no podemos soslayar. Así que feliz día de las madres a quienes lo fueron... y un abrazo cariñoso a quienes no gozaron de ese privilegio, diciéndoles que se conviertan en las madres y los padres que sus hijos querrán abrazar mañana, para el día de las madres.... o los padres.
La verdad es que los niños necesitan madres y padres. Ojalá algún día se instituya el día de los padres, donde se nos recuerde que los hijos deben ser criados por ambos, no donde un varón se aparte emocionalmente por creer que esa es función de la mamá y no de él, una consecuencia de esta devoción desequilibrada por las madres.
Una realidad con la cual me encuentro año a año es la cantidad de personas que viven el día de las madres con una sensación de sentimientos encontrados. Por una parte, son bombardeados con esa plétora de llamados lastimeros y sensibleros a recordar a las madres y por otro lado, tienen que enfrentar el hecho de que muchas de esas madres, simplemente, no cumplieron su rol, de ninguna forma.
Tengo el privilegio de tener una madre excepcional que se quedó con cinco hijos sola y nos sacó adelante, con esfuerzo, cariño y devoción, ella es mi heroina personal. Sin embargo, no puedo obviar las lágrimas de tantas personas que lloran a causa de madres ausentes, abusivas, maltratadoras, negligentes, paranoicas, castradoras, autoritarias, violentas, desalentadoras, prepotentes, lejanas emocionalmente, poco comprometidas, injustas, opresivas, golpeadoras, agresivas, descuidadas, apáticas, indolentes, maniáticas, lunáticas, déspotas, dictadoras, tiranas, dominantes, absorventes, llenas de ira, represoras, desmoralizadoras, atemorizantes, amendrentadoras, e irresponsables.
Agradezco por el privilegio de haber tenido una madre que nunca nos abandonó emocionalmente y siempre estuvo para nosotros, sus cinco hijos. Sin embargo, me duele en el lo más profundo las lágrimas de quienes tienen que llevar las heridas ocasionadas por madres que no supieron serlo.
Asi que aunque parezca agua fiestas, es preciso abrazar a quienes no tuvieron las madres que debieron tener. Recordarles que nada pueden hacer para cambiar a esas mujeres que por diversas razones terminaron siendo algo muy distinto de lo que se espera de una madre, y decirles, que lo mejor que pueden hacer, es romper el ciclo, iniciar una vida nueva, pedir ayuda para sanar las heridas, y convertirse en padres y madres que hagan por sus hijos lo que sus madres o padres no hicieron por ellos.
El círculo se rompe con convicción, con amor, y con la decisión firme de enterrar el pasado y seguir adelante, sabiendo que el poder de Dios tiene la capacidad de ayudarnos a perdonar cuando las personas no quieren pedirlo.
Hace días escuché a una persona que con lágrimas me decía:
-Cuando hablé con ella me dijo con sorna.
-Ni se te ocurra que voy a tener complejos de culpa por lo que hice.
Es una lástima que eso exista, pero es una realidad que no podemos soslayar. Así que feliz día de las madres a quienes lo fueron... y un abrazo cariñoso a quienes no gozaron de ese privilegio, diciéndoles que se conviertan en las madres y los padres que sus hijos querrán abrazar mañana, para el día de las madres.... o los padres.
miércoles, 6 de mayo de 2009
Cuando no pasa nada
Se miran. No dicen nada. Es como si se les hubiera secado la vertiente del amor. Hace mucho tiempo que todo es rutina. Un día acompañando al otro, sin más motivación que terminar rápidamente ese día para comenzar otro.
Es la triste realidad de miles de parejas. Cuesta creer que algunas personas estuvieron en algún momento tan enamorados que no podían despegarse uno del lado del otro.
El amor es como una planta delicada -dijo alguien- y hay que cuidarlo, porque de otro modo se seca y termina convertido en una fría maleza amarilla que se va muriendo poco a poco.
Pasa la emoción del primer encuentro, del contacto silencioso de dos personas que comienzan a conocerse viene el verdadero desafío que consiste en comenzar a vivir. Si, eso, vivir. Porque la vida real, la que vale la pena, se vive en compañía y no de manera solitaria y silenciosa.
Sin embargo, no funciona como en las películas de Hollywood, donde pareciera que todo se soluciona con un beso. Hay que construir. Es preciso enfrentar los miedos aprendidos. Hay que darse el tiempo para construir una relación. Ladrillo a ladrillo, el edificio de la relación de pareja se hace día a día, momento a momento, con paciencia y con una gran cuota de tolerancia y la convicción de que nadie es perfecto. Sólo es un ser humano que ha decidido transitar el camino junto a nosotros. Vivir es construir una relación con otra persona que eligió compartir su soledad con la nuestra, no para fundirse y hacerse una masa indefinida, sino para estar juntos pero no atados.
Es la triste realidad de miles de parejas. Cuesta creer que algunas personas estuvieron en algún momento tan enamorados que no podían despegarse uno del lado del otro.
El amor es como una planta delicada -dijo alguien- y hay que cuidarlo, porque de otro modo se seca y termina convertido en una fría maleza amarilla que se va muriendo poco a poco.
Pasa la emoción del primer encuentro, del contacto silencioso de dos personas que comienzan a conocerse viene el verdadero desafío que consiste en comenzar a vivir. Si, eso, vivir. Porque la vida real, la que vale la pena, se vive en compañía y no de manera solitaria y silenciosa.
Sin embargo, no funciona como en las películas de Hollywood, donde pareciera que todo se soluciona con un beso. Hay que construir. Es preciso enfrentar los miedos aprendidos. Hay que darse el tiempo para construir una relación. Ladrillo a ladrillo, el edificio de la relación de pareja se hace día a día, momento a momento, con paciencia y con una gran cuota de tolerancia y la convicción de que nadie es perfecto. Sólo es un ser humano que ha decidido transitar el camino junto a nosotros. Vivir es construir una relación con otra persona que eligió compartir su soledad con la nuestra, no para fundirse y hacerse una masa indefinida, sino para estar juntos pero no atados.
domingo, 3 de mayo de 2009
La verdadera América
Mario Benedetti escribió ese bello poema "El sur también existe" que luego musicalizó Joan Manuel Serrat.
Sin miedo a refutar a Benedetti, quiero decirle que se equivocó... Tal vez no le enseñaron nunca la verdadera América. Quiero presentarles mi propia versión del mapa de América. Lo tengo frente a mi para no olvidar que muchas de las cosas que nos enseñaron fueron sólo estupideces.
En el universo no hay arriba ni abajo, todo es cuestión de perspectiva.
Por esa razón, este es para mi el verdadero mapa de América, si alguno no le gusta... haga lo que quiera. Pero ya es hora de cambiar de forma de mirar la realidad, porque de otro modo nos estarán diciendo siempre las bobadas que se han dedicado a transmitirnos durante tanto tiempo y no nos daremos cuenta que la vida, la política, la sociedad, la religión... todo al final, es cuestión de perspectiva.
Les presento la verdadera América. No las que nos vendieron desde la arrogancia de los conquistadores, ni de la ceguedad de los que se han dedicado por años a aplastar la dignidad de otros.
Sin miedo a refutar a Benedetti, quiero decirle que se equivocó... Tal vez no le enseñaron nunca la verdadera América. Quiero presentarles mi propia versión del mapa de América. Lo tengo frente a mi para no olvidar que muchas de las cosas que nos enseñaron fueron sólo estupideces.
En el universo no hay arriba ni abajo, todo es cuestión de perspectiva.
Por esa razón, este es para mi el verdadero mapa de América, si alguno no le gusta... haga lo que quiera. Pero ya es hora de cambiar de forma de mirar la realidad, porque de otro modo nos estarán diciendo siempre las bobadas que se han dedicado a transmitirnos durante tanto tiempo y no nos daremos cuenta que la vida, la política, la sociedad, la religión... todo al final, es cuestión de perspectiva.
Les presento la verdadera América. No las que nos vendieron desde la arrogancia de los conquistadores, ni de la ceguedad de los que se han dedicado por años a aplastar la dignidad de otros.
Decálogo de la amistad
Hoy me escribió un amigo refutando algunos conceptos vertidos en el post... REENCUENTROS.
Hace tanto tiempo que no lo veo ni hablo con él, que me parece un fantasma que alguna vez habitó en mi memoria... Sin embargo, siento que en el camino algunas heridas lo han dejado con amarguras que le han ido secando el alma.
Nunca he sido bueno para tener muchos amigos, realmente soy de pocos amigos, pero, me considero fiel a las amistades que tengo. En mi caminar por esta vida, he creado diez mandamientos de la amistad, alguna vez lo escribí por allí y ahora se los presento, si les gusta bien, y si no hagan click y pasen a otra página, no me ofenderé, no soy profeta ni hijo de uno, así que mi voz es una más en el desierto, pero a alguien podría traerle agua para el acertijo de la vida que a veces nos deja con mucha sed de explicaciones y sentido.
Para ti querido amigo, sin rencores, mi decálogo de la amistad:
ACUERDATE de tus amigos cuando están tristes, pero no para tirarles tus alegrías al rostro, porque eso es ofensivo, sino para prestarles tu hombro para que lloren y sepan que es en la tristeza cuando más necesitamos el consuelo de alguien que nos acepte incondicionalmente.
NO TE OLVIDES de los amigos verdaderos, de esos que se mantienen constantes y no cambian por los votos de popularidad, ni por la riqueza, ni por la pobreza. A los otros, los que se llaman amigos y se borran de tu lado cuando son tocados por la maldición del poder y de la política, a esos déjalos, no hay que ir por la vida con lastre, no se avanza.
ALEGRATE con los amigos que te sonríen cuando estás feliz, porque ellos, gozan con tu gozo, porque son los hermanos que el camino nos ofrece. A los otros, los que te envidían cuando estás contento, déjalos, su amargura sólo te arruinará la fiesta y no vale la pena.
COMPARTE tus pensamientos más íntimos con tu amigo. Si no lo puedes hacer, entonces no estás ante un amigo sino ante la presencia de un verdugo disfrazado.
APRECIA a los amigos que son capaces de decirte lo que piensan, sin temor y sin esa sensación amarga que dan los políticos que se cuidan hasta lo que respiran por miedo a que sea usado en su contra. Los amigos verdadero no usan máscaras.
RECONOCE a tus amigos verdaderos, que son los que quedan cuando todos los demás se han ido. Son lo que no pisotean tu dignidad en tu derrota, son los que no hablan a tus espaldas, son los que te ofrecen la mano cuando estás ambriento, pero que también abren su billetera.
ATESORA a los amigos que perdonan, esos son los que valen, a los otros, los que coleccionan resquemores y odiosidades, déjalos a la vera del sendero, no se puede avanzar llevando una mochila de piedras a la espalda.
COLECCIONA recuerdos felices. La vida es corta, los años largos, pero la memoria es infinita. Mis mejores amigos son abuelos. Siempre ha sido así. Mis amistades más profundas ha sido con adultos, tal vez porque en ellos busque al padre que no tuve, de todos modos, me he enriquecido viendo a mis viejos amigos olvidar las penas y gozar las alegrías, porque al final del sendero, eso es lo único que queda... si es que quieres.
NO INVITES A TUS AMIGOS A LA CASA, si necesitan invitación, no son tus amigos. Los amigos vienen sin ser invitados, porque sienten que al estar contigo, están en casa.
PELEA Y DISCUTE CON TUS AMIGOS, con los políticos, los diplomáticos rastreros y con los verdugos, no se discute, podrían utilizar tus ideas como arma para dañarte. Pero con los amigos, con ellos se pelea, se discrepa, se formulan juicios, se pronuncian juicios de valor, porque ambos saben que no son dueños de la verdad, y juntos están en camino de descubrirla. Los amigos pelean, luego se abrazan y se rien al calor de la fogata, y recuerdan con nostalgia esos momentos de debate donde volcaron sus mentes, sin temer ser arrollados por la arrogancia del político de turno.
Hace tanto tiempo que no lo veo ni hablo con él, que me parece un fantasma que alguna vez habitó en mi memoria... Sin embargo, siento que en el camino algunas heridas lo han dejado con amarguras que le han ido secando el alma.
Nunca he sido bueno para tener muchos amigos, realmente soy de pocos amigos, pero, me considero fiel a las amistades que tengo. En mi caminar por esta vida, he creado diez mandamientos de la amistad, alguna vez lo escribí por allí y ahora se los presento, si les gusta bien, y si no hagan click y pasen a otra página, no me ofenderé, no soy profeta ni hijo de uno, así que mi voz es una más en el desierto, pero a alguien podría traerle agua para el acertijo de la vida que a veces nos deja con mucha sed de explicaciones y sentido.
Para ti querido amigo, sin rencores, mi decálogo de la amistad:
ACUERDATE de tus amigos cuando están tristes, pero no para tirarles tus alegrías al rostro, porque eso es ofensivo, sino para prestarles tu hombro para que lloren y sepan que es en la tristeza cuando más necesitamos el consuelo de alguien que nos acepte incondicionalmente.
NO TE OLVIDES de los amigos verdaderos, de esos que se mantienen constantes y no cambian por los votos de popularidad, ni por la riqueza, ni por la pobreza. A los otros, los que se llaman amigos y se borran de tu lado cuando son tocados por la maldición del poder y de la política, a esos déjalos, no hay que ir por la vida con lastre, no se avanza.
ALEGRATE con los amigos que te sonríen cuando estás feliz, porque ellos, gozan con tu gozo, porque son los hermanos que el camino nos ofrece. A los otros, los que te envidían cuando estás contento, déjalos, su amargura sólo te arruinará la fiesta y no vale la pena.
COMPARTE tus pensamientos más íntimos con tu amigo. Si no lo puedes hacer, entonces no estás ante un amigo sino ante la presencia de un verdugo disfrazado.
APRECIA a los amigos que son capaces de decirte lo que piensan, sin temor y sin esa sensación amarga que dan los políticos que se cuidan hasta lo que respiran por miedo a que sea usado en su contra. Los amigos verdadero no usan máscaras.
RECONOCE a tus amigos verdaderos, que son los que quedan cuando todos los demás se han ido. Son lo que no pisotean tu dignidad en tu derrota, son los que no hablan a tus espaldas, son los que te ofrecen la mano cuando estás ambriento, pero que también abren su billetera.
ATESORA a los amigos que perdonan, esos son los que valen, a los otros, los que coleccionan resquemores y odiosidades, déjalos a la vera del sendero, no se puede avanzar llevando una mochila de piedras a la espalda.
COLECCIONA recuerdos felices. La vida es corta, los años largos, pero la memoria es infinita. Mis mejores amigos son abuelos. Siempre ha sido así. Mis amistades más profundas ha sido con adultos, tal vez porque en ellos busque al padre que no tuve, de todos modos, me he enriquecido viendo a mis viejos amigos olvidar las penas y gozar las alegrías, porque al final del sendero, eso es lo único que queda... si es que quieres.
NO INVITES A TUS AMIGOS A LA CASA, si necesitan invitación, no son tus amigos. Los amigos vienen sin ser invitados, porque sienten que al estar contigo, están en casa.
PELEA Y DISCUTE CON TUS AMIGOS, con los políticos, los diplomáticos rastreros y con los verdugos, no se discute, podrían utilizar tus ideas como arma para dañarte. Pero con los amigos, con ellos se pelea, se discrepa, se formulan juicios, se pronuncian juicios de valor, porque ambos saben que no son dueños de la verdad, y juntos están en camino de descubrirla. Los amigos pelean, luego se abrazan y se rien al calor de la fogata, y recuerdan con nostalgia esos momentos de debate donde volcaron sus mentes, sin temer ser arrollados por la arrogancia del político de turno.
De solteros y solteras
Ayer estuve toda la tarde presentando algunos temas a solteros y solteras. Varios de ellos divorciados o separados por diversas causas. Fue una tarde interesante. Es la tercera vez que me reuno con ellos y siempre es una experiencia novedosa y útil.
Muchos, especialmente los que están felizmente casados, no logran entender las angustias de las personas que por las más diversas razones se encuentran solos o solas, y no quieren estarlo.
Hay varones y mujeres que han optado voluntariamente por la soltería, en ese caso, es una opción de vida, que nadie debería criticar, sin embargo, hay otros que desean formalizar una relación y compartir su vida con otra persona, pero, no pueden y ven con angustia que los años se van pasando y aquello que es tan importante para ellos no se va logrando.
La vida humana no es en blanco y negro, sino en una escala de múltiples colores y tonalidades. Las razones por las cuales alguien no logra encontrar una pareja son muchas:
Timidez. Es un gran factor, que en muchos casos estás potenciado por problemas de autoestima (en este caso, es dificil establecer qué es primero).
Conflictos no resueltos. Muchos han vivido traumas, conflictos, desilusiones o fracasos estrepitosos, que se convierten en un lastre para lograr tener una compañera o compañero.
Miedos. Esto está asociado a lo anterior. El temor paraliza. Muchos se niegan a tomar decisiones, simplemente porque el temor que sienten no les permite decidir.
Expectativas. Muchos no logran encontrar una pareja adecuada para ellos, simplemente porque sus aspiraciones son irreales o demasiado altas. Olvidan que hay que interactuar con seres humanos falibles y con errores como cualquier otro.
Conceptos religiosos distorcionados. Este es un aspecto que no siempre se trata, especialmente entre religiosos, pero algunos esperan que "Dios le traiga" a quien será su futuro esposo a esposa. Esta idea, muy arraigada, no sólo es infantil, sino que carece de fundamento lógico y bíblico. Es simplemente una forma de evadir la responsabilidad de decidir. Evidentemente es mucho más sencillo creer que la divinidad elige por mi, antes que entender lo que a mi me corresponde en dicho proceso.
Falta de oportunidades. Este es un factor poco encarado hoy en día donde existen tantas opciones para "conectarse" con otros seres humanos, sin embargo, lo real es que la soledad es mucho más profunda y hay tantas limitaciones que en muchos casos se está ante la presencia de un aislamiento difícil de entender.
Hay otras causales, en otro post hablaré de formas como superar dichos conflictos, tal vez ayude entender que somos arquitectos de nuestro porvenir, y no debemos dejar que otros condicionen o limiten lo que podemos llegar a ser.
Dejo un poema brillante del poeta chileno Floridor Pérez, que con ironía señala la problemática de conocer a quién será nuestro compañero o compañera de la vida:
Muchos, especialmente los que están felizmente casados, no logran entender las angustias de las personas que por las más diversas razones se encuentran solos o solas, y no quieren estarlo.
Hay varones y mujeres que han optado voluntariamente por la soltería, en ese caso, es una opción de vida, que nadie debería criticar, sin embargo, hay otros que desean formalizar una relación y compartir su vida con otra persona, pero, no pueden y ven con angustia que los años se van pasando y aquello que es tan importante para ellos no se va logrando.
La vida humana no es en blanco y negro, sino en una escala de múltiples colores y tonalidades. Las razones por las cuales alguien no logra encontrar una pareja son muchas:
Timidez. Es un gran factor, que en muchos casos estás potenciado por problemas de autoestima (en este caso, es dificil establecer qué es primero).
Conflictos no resueltos. Muchos han vivido traumas, conflictos, desilusiones o fracasos estrepitosos, que se convierten en un lastre para lograr tener una compañera o compañero.
Miedos. Esto está asociado a lo anterior. El temor paraliza. Muchos se niegan a tomar decisiones, simplemente porque el temor que sienten no les permite decidir.
Expectativas. Muchos no logran encontrar una pareja adecuada para ellos, simplemente porque sus aspiraciones son irreales o demasiado altas. Olvidan que hay que interactuar con seres humanos falibles y con errores como cualquier otro.
Conceptos religiosos distorcionados. Este es un aspecto que no siempre se trata, especialmente entre religiosos, pero algunos esperan que "Dios le traiga" a quien será su futuro esposo a esposa. Esta idea, muy arraigada, no sólo es infantil, sino que carece de fundamento lógico y bíblico. Es simplemente una forma de evadir la responsabilidad de decidir. Evidentemente es mucho más sencillo creer que la divinidad elige por mi, antes que entender lo que a mi me corresponde en dicho proceso.
Falta de oportunidades. Este es un factor poco encarado hoy en día donde existen tantas opciones para "conectarse" con otros seres humanos, sin embargo, lo real es que la soledad es mucho más profunda y hay tantas limitaciones que en muchos casos se está ante la presencia de un aislamiento difícil de entender.
Hay otras causales, en otro post hablaré de formas como superar dichos conflictos, tal vez ayude entender que somos arquitectos de nuestro porvenir, y no debemos dejar que otros condicionen o limiten lo que podemos llegar a ser.
Dejo un poema brillante del poeta chileno Floridor Pérez, que con ironía señala la problemática de conocer a quién será nuestro compañero o compañera de la vida:
"Cierto que tardé mucho en encontrarte
¡Pero eran cuatro millones doscientas
cuarenta y ocho mil quinientas treinta
las chilenas, cuando salí a buscarte!"
¡Pero eran cuatro millones doscientas
cuarenta y ocho mil quinientas treinta
las chilenas, cuando salí a buscarte!"
sábado, 2 de mayo de 2009
Saludo a la muerte
Una amiga está muriendo. Y no puedo dejar de pensar en que la muerte nos ronda a cada instante.
La semana pasada dije unas palabras de aliento en el funeral de un gran amigo, nos conocimos poco, hablamos mucho. Era como mi abuelo. Un hombre pequeño de estatura pero grande de corazón. Llegué a amarlo como se ama a alguien que se ha tenido siempre. El Dr. Eleodoro Rodriguez, el "viejito", como lo llamaba cariñosamente, partió. Ya no está. Ayer vi a su viuda caminando sola, algo dificil de entender para quienes los vimos siempre juntos. Sentí un gran pesar sólo al verla, pero también me embargó una gran alegría. Por un momento palpé la contradicción de la vida. Tristeza por la partida. Alegría por el ejemplo y la osadía de mantenerse tantos años como matrimonio.
No nos recuperábamos aún del impacto de esa muerte, cuando supimos que en un accidente había muerto otro amigo, el Dr. Enrique Traiyer, en Europa, mientras conducía en dirección a un evento religioso-académico.
Anoche supe que una amiga nos está dejando. El cáncer carcome su cuerpo. Lo que pensé es que no tuve la oportunidad de despedirme ni de Eleodoro ni de Enrique. Lamento tener que despedir a los amigos en el cementerio. Quisiera haberme despedido de ellos en una fiesta, mientras tenían la oportunidad de escuchar cuan importantes eran para nosotros.
Ojalá cambiáramos nuestra actitud y comenzáramos a celebrar las bondades de los vivos, mientras los tenemos, y no decir esas palabras elocuentes, llenas de sentimiento y emoción que decimos frente a un féretro silente, cuando ya los que amamos no nos pueden escuchar.
Desde aquí, te saludo muerte, pero por sobre todo, le doy loas a la vida, y a la existencia de los amigos que hemos amado. Quisiera que dijéramos a nuestros amigos cuán importantes son para nosotros, ahora, cuando nos pueden escuchar, cuando pueden sentir nuestro aliento y nuestras palabras.
En el cementerio, nuestras palabras llegan tarde.
Flores para los vivos, no para los muertos.
La semana pasada dije unas palabras de aliento en el funeral de un gran amigo, nos conocimos poco, hablamos mucho. Era como mi abuelo. Un hombre pequeño de estatura pero grande de corazón. Llegué a amarlo como se ama a alguien que se ha tenido siempre. El Dr. Eleodoro Rodriguez, el "viejito", como lo llamaba cariñosamente, partió. Ya no está. Ayer vi a su viuda caminando sola, algo dificil de entender para quienes los vimos siempre juntos. Sentí un gran pesar sólo al verla, pero también me embargó una gran alegría. Por un momento palpé la contradicción de la vida. Tristeza por la partida. Alegría por el ejemplo y la osadía de mantenerse tantos años como matrimonio.
No nos recuperábamos aún del impacto de esa muerte, cuando supimos que en un accidente había muerto otro amigo, el Dr. Enrique Traiyer, en Europa, mientras conducía en dirección a un evento religioso-académico.
Anoche supe que una amiga nos está dejando. El cáncer carcome su cuerpo. Lo que pensé es que no tuve la oportunidad de despedirme ni de Eleodoro ni de Enrique. Lamento tener que despedir a los amigos en el cementerio. Quisiera haberme despedido de ellos en una fiesta, mientras tenían la oportunidad de escuchar cuan importantes eran para nosotros.
Ojalá cambiáramos nuestra actitud y comenzáramos a celebrar las bondades de los vivos, mientras los tenemos, y no decir esas palabras elocuentes, llenas de sentimiento y emoción que decimos frente a un féretro silente, cuando ya los que amamos no nos pueden escuchar.
Desde aquí, te saludo muerte, pero por sobre todo, le doy loas a la vida, y a la existencia de los amigos que hemos amado. Quisiera que dijéramos a nuestros amigos cuán importantes son para nosotros, ahora, cuando nos pueden escuchar, cuando pueden sentir nuestro aliento y nuestras palabras.
En el cementerio, nuestras palabras llegan tarde.
Flores para los vivos, no para los muertos.
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